miércoles, 8 de enero de 2014

Crónica de una despedida.

Hola, soy Alfonso y tengo 22 años, estoy a un semestre de terminar mi carrera y no termino de planear cómo pedir la mano de mi novia y justo en este maldito momento me entero de que estoy enfermo, voy a caducar y moriré pero no sé cuando, tengo que decirle a mi familia, volverlos fuertes a pesar de mi debilidad y hacerlos entender que me den por muerto porque yo me iré, conoceré y viviré en el tiempo que la vida me preste, puto destino ¿Qué te hice yo para que me vengas a matar junto con todos mis sueños? ya no te reclamaré porqué lo hiciste y ahora debo de aprender a vivir.

Mi familia no es quien temo que se entere, ellos han estado conmigo y no dudo que me amen, para ellos soy un hijo o un hermano pero Ximena, con ella es otra historia, puedo hasta decir que me conoce mejor que yo mismo, cómo le voy a explicar que esos sueños a futuro se están derrumbando, que ya no habrá familia, que esos pequeños futbolistas no van ni siquiera a patear el vientre de su madre y que su vestido no lo podrá usar nuestra querida princesa, ya no habrá pequeño departamento lleno de alegría, y mucho menos aniversarios, no nos podremos mecer tomados de la mano recordando anécdotas y divirtiéndo a los pequeños con tan viejas historias. Sólo habrá suspenso y espera, la muerte llegará y causará dolor a mi familia y lo peor es que no tengo las agallas para suicidarme, soy un cobarde. Pero antes de morir aprenderé a vivir, una lista de cosas por hacer me llevará hasta mi muerte, moriré satisfecho.

Inicié la lista y con el paso del tiempo verás lo inútil, que para alguien como tú, que no sabe cuanto más vivirá, puede llegar a ser, son metas sencillas que sólo tomaran poco tiempo y lo hago previendo lo peor (me da tanto miedo llamarlo como es). 

Ahora lo sabe, al principio la destrocé entendió que necesito su fortaleza cuando la mía flaqueé, y ella puso el primer punto en mi lista: Morir junto al amor de mi vida. Sé quien es el amor de mi vida. Al día siguiente me di de baja en la facultad, rente un departamento y lo liquidé desde el principio; puede que ni siquiera lo disfrute. Eso es lo que más temo; no poder morir satisfecho.

Abandoné la lista, son metas sin propósitos y aunque no es lo que busco, no me gustó la idea de establecerme metas, por algo estoy a punto de morir, veamos que me preparo el destino.

Estoy a dos días de cumplir 23 y mi mamá me pidió que fuera a la casa, mi plan para hoy es ver fútbol con amigos y después una cena con Ximena, pienso cortar con ella, estuve pensando y no me puedo imaginar compartiendo más momentos con ella para un día, cuando mi corazón se quiera detener, destrozarla, no quiero ser yo quien sea el culpable.

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Ya pasó una semana desde mi cumpleaños, mi familia me preparó una gran fiesta a la cual asistieron la gran mayoría de mis parientes, mi regalo fue una gran cantidad de dinero y la moto con la que toda mi vida soñé. Aún no me repongo de mi vida sin Ximena pero sé que es lo mejor para los dos, o eso creo, lo empiezo a dudar.

No les he contado de mi enfermedad ¿verdad?, bueno, verán, tengo un tumor en el corazón, es el cáncer más raro y justo lo tengo yo, es algo así como angiosarcoma cardíaco. Es el único tumor maligno y el mío está más que avanzado, el mismo doctor me lo advirtió. 

La mitad del dinero de mi cumpleaños está como una donación en una asociación contra una enfermedad que no recuerdo y la otra mitad es para mí.

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Ya viví más de un mes, las quimioterapias me están jodiendo. No olvido a Ximena. Todas las drogas que he probado, las he odiado, las adicciones nunca fueron para mí pero siempre me juré que antes de morir, las probaría todas, y mi último día será heroína; no sabré si morí por una sobredosis o por causas naturales. Mi vuelo a Brazil está a punto de partir y creo que ya debería estar en el avión, espero perder el vuelo, no tengo ganas de irme, este viaje era para dos.

El destino sigue jugando conmigo, Ximena estaba en el avión, la vi al subir pero me pasé de largo, estaba seguro que no soportaría tenerla tan cerca, extraño sus ojos, al oír su nombre los míos se iluminan y por esa misma razón, me alejo, no podemos ser más el uno para el otro. He aprendido ritmos de capoeira y me divierto mucho con la gente de aquí, no sería mala idea mudarme. Eso lo decidiré al regresar.

De vuelta a la realidad, demasiados recuerdos que no durarán.

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Estoy cansado de mi miseria, a partir de hoy, viviré como si jamás me hubiese enterado de esa enfermedad, terminaré mi carrera, viviré con Ximena y seremos felices para cumplir el único punto de esa lista abandonada en la puerta. 

Hoy fue mi primer día de clases, no perdí mucho porque se cruzaron vacaciones, así que sigo con mis amigos y la veo diario de nuevo, todos me ven con una cara de lástima que sólo logra enfadarme, siempre es lo mismo, inclinan la cabeza a la derecha y preguntan '¿Cómo te sientes?' ¿Cómo chingados creen que me siento con ellos recordándome a cada rato que cada día es un día menos? ya no me importa, viviré con eso, no creo que tenga que soportarlo mucho tiempo. 

Ximena me aceptó de nuevo, me siento más vivo que nunca. Se acercan mis 23 años y tres meses, conseguí trabajo en una empresa nueva en la ciudad y el ambiente es muy bueno.

Llevo quince quimioterapias, mi cabello cada vez escasea más al igual que mis fuerzas tanto físicas como espirituales. Los papás de Ximena no la quieren más a mi lado, terminará su carrera y como yo lo veo, la mandarán lejos de aquí a hacer un doctorado.

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Terminé mi carrera, me felicitaron por mi tesis y me dijeron que soy un ejemplo de vida, yo no quisiera que nadie fuera como yo. Mis sospechas eran ciertas, Ximena se fue, vivirá en Alemania por año y medio, mientras, yo me iré pudriendo con el tiempo.

Estoy muy cerca de cumplir 24 años pero ya me cansé de la vida, renuncié a mi tratamiento, en verdad, ya no quiero vivir y no se me ocurre nada más para escribir, tal vez sea el momento de decir adiós, estoy muy cansado. Al parecer el amor de mi vida no está. La heroína está lista.

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